A partir de los años 50 comienzan a llegar a Paris los emigrantes españoles. Llegaban en masas, provenientes en su mayoría de zonas rurales, bastante jóvenes y con un bagaje escolar muy escaso ya que muchos de ellos no habían tenido la posibilidad de frecuentarla; había que ganarse la vida y ayudar a la familia. Su religiosidad también era muy popular, seguir las costumbres de los pueblos : ir a misa y poco más.
La gran mayoría de los que emigraban en los años 50 y 60 venían con la idea de un retorno bastante rápido : ganar un poco de dinero y volver a España, pero ese retorno se fue alejando de tal manera que la mayoría ha pasado aquí toda su vida. Por supuesto, el trabajo que ejercían estos españoles y españolas eran trabajos manuales y de servicios. Ante esta situación de llegada masiva, la Misión y sus responsables inmediatos tuvieron que ingeniárselas para responder a los problemas de la época : servicios de tipo asistencial y de primera necesidad : alojamiento, ofertas de trabajo, papeleo civil y eclesiástico, alfabetización para mejorar el español y aprender el francés. Dos personas a tiempo pleno y archipleno se ocupaban de esos primeros requisitos, que dio pie a la creación del Servicio Social.
Los locales permitían también momentos de encuentro, de ocio, sea de cine, baile, restaurante, etc. La Misión era conocida, prácticamente, por todos los españoles de la Región Parisina. El servicio de la Misión a la cultura de origen merece la pena ser resaltada : A parte los cursos de español para adultos y otras materias, los grupos de danzas folklóricas, los bailes, coros regionales, el fomento de la identidad cultural tenían su importancia dentro del conjunto de las actividades de la Misión, procurando no caer en el ghetto étnico y nacionalista.
De hecho, la Misión no se dedicó sólo al folklore, pues cuando los niños hijos de españoles llegaron a la edad escolar, fue la primera en tratar de dar respuesta a ese desafío del aprendizaje de la lengua y cultura españolas, poniendo a disposición locales y personas, con mucha frecuencia benévolas, no sólo para que dichos niños no perdieran sus raíces sino que las adquirieran. Más tarde, de esta labor se ocuparían las Asociaciones.
Desde el punto de vista religioso también había que dar respuesta a las demandas de todos esos emigrantes : Mucha participación en las misas que estaban todas superllenas, atención a los bautismos y matrimonios, con su correspondiente preparación, y también la profundización en la fe, lo que supuso la creación de muchos grupos y movimientos de reflexión y compromiso, pues muchas personas de las que en ellos participaban se dedicaban después a servicios de tipo social y caritativo : visitas a enfermos, a personas solas para ayudarles, ir la estación a esperar a personas que llegaban de España, sobre todo a mujeres, a fin de que no fueran presa de la prostitución u otros enagaños, pues incluso delante de la Iglesia había hombres que trataban de acapararlas para ese tipo de trabajo. Toda esta época y desde su fundación, se puede afirmar que el trabajo pastoral de la Misión estuvo orientado, de manera general, hacia los jóvenes maduros y adultos. Eran los que llegaban. Para darnos una idea de la gente que frecuentaba la iglesia en esta época, algunas cifras que pueden ser esclarecedoras : En 1959 se preparan en la Misión cerca de 600 expedientes matrimoniales y 5250 documentaciones tramitadas en el Consulado. En los años 60 los bautismos están en torno a los 700 por año, incluso en el 66 se superaron los 800, sin contar todos los niños que eran bautizados durante las vacaciones sin pasar para nada por la Misión. Los matrimonios pasan de los 400 por año, llegando a celebrarse 23 en un solo día. Esto sin olvidar todos los expedientes que desde la Misión pasaban por el Obispado camino de los pueblos de España, que serían, sin duda más numerosos, si nos atenemos a los porcentajes de la realidad actual. A título de anécdota, en los registros del primer año(1914) podemos ver que sólo hay una primera comunión y, como por casualidad, el niño era boliviano. No era ya esto un presagio de que nuestra iglesia llegaría a ser parroquia de lengua Española ? Para la evolución de las diferentes capellanías extranjeras, hay que hacer alusión al documento pontifical “Exsul Familia” que va a oficializar la asistencia religiosa de los emigrantes por ministros de sus correspondientes países. Las Misiones tendrán en adelante el estatuto de “parroquias personales”. Otro medio importante que la Misión ha utilizado para el bien pastoral de los españoles ha sido la prensa escrita. Desde 1929 que apareció el “Boletín de la Misión Española en Paris”, fue evolucionando o desapareciendo según las épocas, tomando diferentes nombres, hasta llegar a hoy a nuestra conocida “hoja parroquial” de todos los domingos y sin interrupción desde 1972. Un buen medio no sólo de apostolado de cara los fieles, sino también de conocer la historia de la Misión.
Hay que decir y afirmar claramente que, aun en este inmenso trabajo llevado a cabo por la Misión, nunca se pretendió crear una iglesia paralela a la de la diócesis. Lo demuestran las buenas relaciones con las autoridades eclesiales de Paris que han apoyado siempre con su presencia, no sólo en acontecimientos importantes (los 50 años de fundación, 75 años de la Iglesia española en Paris, la venida de obispos para las confirmaciones con frecuencia), sino también relaciones más frecuentes y de carácter ordinario como las visitas pastorales o encuentros diocesanos a los que la Misión se ha asociado con gusto, sin olvidar la continua colaboración con el Vicariato de Migrantes desde su fundación : el SITI (Servicio Interdiocesano de los Trabajadores Inmigrantes), -hoy desaparecido-, en el que la Pastoral de los emigrantes españoles y de lengua española en Paris era siempre bien escuchada y acogida en dicho vicariato por la presencia y por la manera de situarse, de ver los problemas y entrever algunas respuestas más o menos eficaces de cara a la emigración, al menos mediterránea.